La Carpa: la fiesta continua…
Cuentan las historias (diferentes autores) que la Nueva España era un “cuerno de la abundancia”; y, así ha transcurrido desde aquella noche triste, hasta nuestros pandémicos días.
Esa imagen cornucopia creció en el discurso de los gobernantes de aquellos años ‘60s y ‘70s del siglo recién terminado; años de gloria populista, donde el charrito de PEMEX era símbolo de riqueza.
En este México bizarro, donde cada quien disfruta la abundancia, de acuerdo a su espacio existencial, existe un lugar catártico: la Carpa.
Territorio farandulesco que da rienda suelta a la risa que provocan los histriónicos personajes salidos de la realidad; de esa, donde cohabitan ricos y pobres, indios y criollos, burgueses y aristócratas.
Los mexicanos, tenemos el privilegio de reírnos hasta de la muerte, lo mismo que la lloramos. De burlarnos del prójimo, del desvalido y, de los políticos y gobernantes.
La Carpa viajaba de la ciudad al pueblo, cual gitanos sin hogar; sobreviviendo a sinuosos caminos y, caciques-gobernantes dueños de haciendas, feudos y la Nación.
En las carpas, nacieron personajes que hoy son iconos de la época de oro, de aquella farándula iluminada con lámparas de queroseno. En la función solía haber representaciones de bailarinas, cantantes, cómicos, malabaristas, ventrílocuos y magos. Todo un espectáculo para deleite de niños y adultos.
La Carpa evoluciono, y creo dos tipos de funciones: una para todo público y, una “nocturna” (esto no quiere decir que había desnudos), solo para adultos.
En esta última, cuentas las crónicas y la memoria colectiva de aquellos años, que apareció “Palillo”,famoso por utilizar la sátira política qué, para aquellos momentos, era una afrenta para los gobernantes intolerantes, quienes en varias ocasiones lo ingresaron a las sucias celdas de la comisaria.
Cantinflas, Resortes, Clavillazo, Tin Tan, Schilinsky, Joaquín Pardavé, Amelia Wilhelmy –la Vitola-, entre muchos más, iniciaron su carrera artística en la Carpa.
La Carpa, continúo su evolución. Pero desapareció. La modernidad, el cine sonoro, pero sobre todo, la televisión, cambio la escenografía del telón de lona por los plásticos y las luces eléctricas, el micrófono y, un auditorio más extenso.
Inician con algunos de los viejos “carperos” y surgen nuevos personajes. Palillo no entra en este juego, no les conviene a los visionarios empresarios del espectáculo. Decía Emilio Azcárraga, alias “El Tigre”: “soy soldado del PRI (gobierno)”.
Así transcurrió el espectáculo durante 70 años. Llegó la alternancia, una “nueva” forma de gobernar: Vicente Fox, de folclórico hablar, del sector empresarial; ideológicamente conservador; políticamente, en aquel momento del PAN.
Y ¿Qué hizo “el botas” de Fox? Preguntan los críticos adversarios, en tono molesto –rabioso, diría yo-.
Abrió las puertas a la Libertad de Expresión en México. Eso hizo Vicente Fox al asumir la presidencia de la Republica.
A partir de ese momento, usted, yo, en lo individual podíamos criticar e, incluso, insultar al presidente y su gobierno, desaparecieron “las orejas” (bueno, es un decir, aquí siguen); los medios endurecieron sus críticas contra él, incluso; fue objeto de insultantes “memes” y “cartones” periodísticos. Ninguno fue sancionado.
¿No me cree?
Pregúntele a Alfonso Durazo Montaño, era su secretario particular.
Después, vinieron otros presidentes que respetaron tal disposición.
La política cambio de personajes, hoy son actores y actrices, pero son los mismos que han ido envejeciendo y enriqueciéndose a nombre de la libertad de expresión y la democracia. Pero, a costillas del pueblo ancestral, bueno y sabio.
En este squetch de tragicomedia que a diario vemos y escuchamos (benditas redes sociales que se han transformado en “la Carpa”), tienen la particularidad de involucrar a un sin número de protagonistas –quizá la mayoría escondido en el anonimato- interpretando el “papel” de verdugos, recordando así, los más oscuros pasajes de la Santa Inquisición.
Total, al diablo las instituciones, hoy son tiempos de cambiar el país, de rescatar el concepto moderno del cacicazgo; de acabar con el pasado y, escribir mi propia historia…claro, con ustedes bajo mi guía.
Pero mejor a’í se las dejo… paso la cuaresma, los días de reflexión espiritual, pero yo me quede en el pasado (antes de que digan algo)…¡¡¡SARAVAH!!!